JETHRO
TULL - CABALLOS PESADOS (1978)
Ian Anderson - Flauta, guitarra
acústica y eléctrica, mandolina, voz principal
Martin Barre - Guitarra
eléctrica
Barriemore Barlow - Batería,
percusión
John Glascock - Bajo
John Evans - Piano, órgano
David Palmer - Órgano portátil,
teclados, arreglos orquestales
Darryl Way - Violín en
Acres Wild y
Heavy Horses
Traducido por: Luis
Coronado
...Y el Policía de Ratones Nunca
Duerme
Pardo y negro con ojos verdes de metal,
crujiendo en el rye-grass
pensando en ratones y pastel de manzana,
sacudiendo la cola semi-levantada.
...Y el policía de ratones nunca duerme
echado junto al cerezo.
Salvaje calientapiés
de la herencia felina mas pura.
¡Cuidado, peludo amigo!
El es el gato que trabajador de toda la noche;
como uno de cada diez a uno de cada diez
y deja a los otros en el tapete.
... y el policía de Ratones siempre vigila
esperando a un lado de la puerta del sótano.
publicador de la ventana jardín;
registrador de partos y decesos.
Con garras que dejan marca roja
y licencia para mutilar.
Desde tomar leche caliente en un día perezoso
hasta vigilar con odio hambriento hasta el amanecer
...No, el policía de ratones nunca duerme
escalando por la hiedra,
Veleta al viento sobre el techo,
Noche de sangre caliente sobre una baldosa fría.
Acres Salvajes
Te haré el amor en todos los buenos sitios
Bajo las negras montañas, en lugares despejados
Por ríos cafés que se deslizan misteriosamente
Por los alejados caminos donde corre la liebre.
Ven conmigo a
Winged Isle
Hija del oeste del padre del Norte
Donde la danza antigua aún se baila
por lejanos caminos de acres salvajes
Te haré el amor
en callejones
con ventanas cerradas,
chimeneas derrumbándose.
Ven conmigo al pueblo tranquilo
Las discos silenciosas sobre las baldosas que se caen de los
tejados
esparcidas delicadamente sobre caminos de concreto de acres
salvajes
Junto a ladrillos rojos fijados
con dedos de cemento
Que se descarapelan con la humedad de los hombros caídos.
Sin Canción de Cuna
Ten los ojos abiertos y agudiza el oído-
practica tu mejor grito de dolor.
Hay personas allá afuera que podrían lastimarte
así que no te cantaré una canción de cuna.
La ventana tiene cerradura; la puerta tiene cadena;
un gran can en la entrada.
Pero hay dragones y bestias afuera en la noche
para capturarte por si caes.
Así que ve a luchar con tu sonaja en mano.
embiste y evade.
Enciende un cerillo para ver el ojo del diablo.
ten una cruz de fuego en la batalla.
Y no dejes que el dormir te traiga un alivio impostor
de la presión de la batalla.
Ven a resucitar a los muertos con un grito de vida.
Pelea contra los fantasmas en juego.
Reúne tus juguetes para cuando el llamado a las armas
y haz girar a tu gran oso alrededor de
nuestros cuellos cuando vengamos a
a dormirte y dejarte sano y salvo.
Y no mentimos
atrapamos a la cara que llora
Y los pájaros no pueden volar
así que es mejor estar atento.
Y no mentimos
así que no cantaré una canción de cuna.
Polillas
La ventana sellada se abrió
para hacer danzar el fuego de la vela.
Y las polillas de verano
suicidas han llegado
Y una nueva brisa parlotea
en su empezada ternura
mandado a naufragar los nenúfares
mientras se vuelve para desvestirse.
Y la extensa noche se levanta
y planeamos con alas con polvo
Dando vueltas a nuestras mañanas
en el cauto mes de Primavera.
Persiguiendo a las sombras que se deslizan
en un túnel de linterna mágica,
Criaturas de la vela
en un paseo de luz nocturna.
bañándose y zigzagueando
Aleteando a través del ojo dorado de la aguja
en nuestra locura de almiar.
Apoplejía-de-mariposa sobre la marea alta de la primavera.
La vida es demasiado extensa
mientras la vela arde y las polillas se unen.
Y todas arderemos juntas mientras crece el pabilo
pero antes de que la vela se apague.
La ventana emplomada abierta
hace bailar la llama de la vela.
Y las primeras polillas del verano
suicidas llegaron,
para rendir culto
a la luz que nunca se extingue
en la reflexión de un instante
de dos polillas girando en sus ojos.
Viajero
Durmientes de ferrocarril rechinando hasta la espina
Casas durmientes firmes y distinguidas
Rayos naranja dividen la oscuridad
resonando coinciden haciendo rodar al gusano mecánico que se
levanta
Arrastrándose a través de túneles victorianos
donde el musgo verde sale de los poros.
Ecos opacados de los diques mojados
Lotes de campos de batalla. Heridas frescas abiertas.
Con la locura del viajero desvelado
El portafolio oscuro de doble llave en el piso
como un perro fiel a su dueño
que duerme en la corriente junto a la puerta del vagón.
Para cada viajero su vuelta a casa
La cena helada acercándose con cada estación
hojuelas heladas en plataformas vacías
Durmientes casuales que esperan. Triunfar. Fracaso.
Viajero nocturno viajando en el último Fantástico
muy tarde para, parar, por un té en Gerard's Cross
y escuchar el arrastre de los suaves zapatos sobre la
pasarela
mientras ruedan las ruedas mordiendo la escarcha de
medianoche.
Con el último especial de viajeros
las luces del vagón parpadean, se apagan y mueren.
Aullando en la negrura vacía
El Pardo Diesel vibra a toda marcha.
Bajo los mismos diarios matutinos,
abandonan crucigramas tosiendo.
El jefe de estación sabiamente.
Vagabundo
Yo sigo todos tus pasos
y sigo todo capricho.
Cuando me sintonizas estoy listo
para iniciar el himno de batalla.
Mi dama del prado
Mi comber
de la playa
tu lanzas la vara para que el perro haga el truco
pero flota fuera de alcance.
El largo camino es un arco iris y la olla de oro yace allí.
Entonces me quitas la cadena y salgo nuevamente
Me encuentras en cualquier lugar. Soy un vagabundo.
Como el petirrojo que anhela el verano
para ocultar su delantal rojo,
Yo necesito la almohada de tu pelo
para ocultar mi cabeza.
Soy simple en mi tristeza;
inventivo en el remordimiento.
Entonces caigo al tirar a la corriente
sujetándome me al curso del viento.
Quitaré el peso
de los globos de cualquier feria:
colorido y despreocupado
designado para mirarte
Pero estoy perdido y perdiendo
el hilo que me sujeta.
Y me levanto caliente y húmedo
con las luces de cada pueblo.
Un Ratón Café
Sonríe pequeño, sonríe, toma algo de té conmigo por un rato
Cepilla esa nube negra de tus hombros.
Tuerce tus bigotes. Siente que eres, realmente eres real.
Otra hora del té, otro viejo día
Soplas tu aliento caliente en tus pequeñas manos
Desearías ser un hombre
quien cada día puede cambiar a otra página
Detrás de tu cristal te sientas y miras
a mi libro siempre abierto
Un Ratón café sentado en una jaula.
Te preguntas si en verdad me interesas
¿soy yo solo la compañía que conservas?
¿Cuál de los dos se ejercita en la rueda,
quién esconde su cabeza, pretendiendo dormir?
Sonríe, pequeño, sonríe, toma algo de te conmigo por un
rato, y cada día podremos cambiar a otra página
Tras nuestro cristal nos sentaremos y miraremos nuestro
libro siempre abierto
Un Ratón café sentado en una jaula.
Caballos Pesados
De patas ligeras con herraduras que baten el polvo,
Un día de Octubre por la tarde,
El sudor realza las venas parado orgulloso con el arado,
La sal sobre su oscuro pecho adiestrándose.
El último de la fila en un duro día de trabajo honrado,
Arando la tierra,
El pedernal en el espolón, buscando el hueso,
Y las moscas que pillan en las fosas nasales.
El Suffolk, el Clydesdale, el Percheron compiten
con el Shire en su andar ligero.
Acarreando madera dulce en el crepúsculo
para acostarse sobre un tibio lecho de paja.
Caballos pesados, remuevan la tierra bajo de mi
Con el arado que se desliza, resbala y escurre libremente.
Ahora eres minoría y no hay trabajo que hacer
El tractor esta en marcha.
Buscaré una potranca para tu orgullosa simiente de semental
Y así preservar tu viejo linaje.
Y te pondremos al fondo del bosque
detrás de los árboles nuevos.
Para ocultarte de aquellos que se mofan de tus dimensiones,
y tus dieciocho palmos al hombro.
Y un día cuando los magnates del petróleo se hayan secado
y las noches se vuelvan frías
Apelaran a tu fuerza, a tu gentil energía
a tu noble elegancia y tu porte.
Y te estirarás nuevamente al sonido de las gaviotas
siguiendo al arado hundido, prodigándote.
Enhiestos como tanques en la cumbre de la colina
A pesar del viento frío
Con los duros arreos de batalla, encadenados al mundo
Compitiendo contra el bajo sol.
Tráeme una rueda de madera de roble
Una rienda de cuero pulido
Un caballo pesado y un cielo cayéndose
Amenazando tormenta.
Trae una canción para el atardecer
El bronce limpio que deslumbre al alba
reluciendo a trabes de estos acres
como rocío sobre una alfombra de césped.
En estos pueblos oscuros la gente duerme
mientras los caballos pesados pasan como trueno
para despertar a la ciudad moribunda
con el grito vivaz de su jinete.
A la vez las viejas manos se apuran
traen, recogen, hacen manojos y almohazan
se emocionan con el sonido de todos
los caballos pesados volviendo a casa.
Veleta
Buenos días Veleta:
¿cómo te fue anoche?
el viento frío te mordió
le diste la cara al miedo
¿Cuándo las hojas giran en Octubre
y se azotan alrededor de tu cola?
te sacudió la ráfaga,
¿te estremeció la ventisca?
Danos dirección; la mejor buena voluntad.
Ponnos en contacto con buenos vientos.
Cántanos suavemente la canción del atardecer.
Cuéntanos lo que el herrero ha hecho por ti.
tú solamente reflejas cambios en los planos del cielo
¿O es verdad que el clima presta atención al centelleo de
tus ojos?
tú pelas con el torrente de invierno
¿mantienes al margen a los copos de nieve?
¿Elevas al sol del amanecer entre los campos;
y le ayudas en su camino?
Buenos días Veleta: haz que este día sea brillante.
Ponnos en contacto con tu vientos favorables.
Canturrea suavemente la canción del atardecer
Señala el camino hacia días mejores para que podamos
compartir junto a ti.
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