|
Una
vez, mientras escuchaba "Canciones de
Protesta" de Prefab Sprout, con los ojos abiertos en admiración por su
facilidad musical, la imaginación poética, transparente individualidad de todo
ello, mi amigo tuvo algo parecido a una reacción alérgica, anunciando que la
música le revolvía y lo dejaba tendido en el suelo, demorándose una hora para
recuperarse.
Aún estando del lado de los Sprout, sabía lo que se
sentía. A veces hay una susurrante preciosidad, un caballeroso "pienso que
debe ser" bueno en la obra de Paddy que, aunque él insiste en seguir una
idea de estar en el suelo (Dublin en "Canciones de
Protesta" o Miguel de "Jordan" por ejemplo) y te
atrapa malhumorado, desearías partirle la cara.
Sin embargo, los seguidores de los Sprout consideran a
Paddy McAloon un genio incorfomista, uno de los más grandes creadores de
melodías y de acordes, un letrista de rango y ambición, un cantautor de
atrevida originalidad y de fiereza discernimiento individual. Los artistas como
este dividen el salón, pero cualquier que esté remotamente interesado en las
posibilidades de la canción pop querrán saber qué es lo que hace
últimamente. Los álbums siempre han sido intrigantes. El debut
"Swoon" (1984) se mantiene como un impresionante disco que te deja sin
aire con más melodías cortadas, con cambios de casi jazz fusión y de oblicuos
cambios líricos que los oídos puedan inicialmente apreciar. "Steve Mc
Queen" era tan rico pero más fluído, beneficiándose de una tensa
producción por Thomas Dolby y el majestuoso sencillo Cuando el Amor se
Estropea. "Desde el Langley Park hasta Memphis" (1988) tiene un
grupo de éxitos dirigidos a la radio y el sonido más fresco hasta el momento,
luego seguido por una caída, un disco para los fans con "Canciones de
Protesta" (realizado en 1989 pero grabado en 1986), y luego estaba
"Jordan: El Regreso" una ostentosa, metáfora mixta de un álbum
(Elvis, Dios, Jesse James) que se combinaba con lo sublime (Buscando a la
Atlántida, Uno de los Imperfectos) con lo desastroso (el tema
principal, Miguel) en un enredado conjunto que parecía excesivo
aún entonces.
Desde entonces un par de temas nuevos en "Lo Mejor De", un par de
piezas al estilo del Oeste para "Zapatos de Cocodrilo" de Jimmy Nail y
eso es todo. El período entre los álbums cinco y seis ha sido más largo que
la duración de los primeros cinco. Y al final, aquí está, el álbum del
cielo, el espacio y de las estrellas de McAloon.
Respira hondo. Es espléndido. No de forma panorámica, "hola te habla
Dios", pero al contrario. Es disco que te llama, que te gusta
inmediatamente y confiable. Sónicamente, es más atractivo que
"Jordan" o "Langley Park". Los teclados de Navidad y las
titilantes vocales de fondo de las "Esposas de Stepford" se han
entonado y no hay un potente tambor, lo que permite a la esencial
sabiduría y humanidad de McAloon brillar a través de todo lo brillante.
Por supuesto, si crees que los conceptos líricos y el estilo casi ambiental
de los esfuerzos previos de Sprouts difícil de pasar, entonces partes de éste
te provocarán salpullidos. Pero hay tal modestia y sinceridad en mucha de esta
música que te encontrarás respondiendo a Prefab Sprout de una forma que no lo
has hecho previamente, con todo el corazón.
El tono lo coloca el primer tema Guitarras Eléctricas, un
elegante ensueño a lo Beatle. Resplandecientes guitarras acústicas a un ritmo
irresistiblemente educado y una canción que una vez que lo escuchas, lo
conocerás por toda tu vida. Paddy aún canta con el viento sobre su pelo, pero
esta vez él no está en el Gran Cañón, él está cerca de tu oreja. Él
regresó, tú estás allí, él te tiene.
Luego hay un par de canciones manejados delicadamente acerca de la esposa de
tu vecino, Cisnes y Anne Marie, ambos que forman parte
del camino moral y musical de la restricción. Sigue, es tiempo que
navegues de vuelta a su lado, canta en Cisnes personificando
al zorro que se "esconde" segando su belleza vocal en ondeantes
vibráfonos y cuerdas suspirantes. Si esta canción es una indicación de la
calidad del proyecto "Zorro The Fox", Disney, haz la película. El
héroe de Anne Marie (Tengo una historial de querer lo que no puedo tener
/ Esta vez eres tú) tiene una resolución más tambaleante pero tampoco
es un escenario menos suntuoso. Los arreglos de ambos temas son complejos y
detallados pero realizados discretamente y de forma soberbia, enteramente al
servicio de estas sustanciales, envolventes canciones. Maravilloso.
Quien Quiera Que Seas es una maravillosa balada de rock suave
estúpidamente romántico de antaño, del tipo de canciones que cantaba Sinatra
en los finales de los 60s, y aunque está bien cantando, la canción grita por
un cantante de esa época para que le de más peso. Realmente, muchas de las
canciones de McAloon requieren un reexamen (Ruiseñores es una gema
del pop pero una pesadilla dentro de "Langley Park") y en ausencia de
un especial Unplugged, creo que es hora para un álbum hecho por un productor.
El tema principal, que sigue un atractivo preludio, es un hechizante vals al
estilo de Brian Wilson usando la construcción de una casa como una metáfora de
cómo vivir, para todos los que quieran ser parte de ello. Sueno como el inicio
de un culto, pero calienta el corazón. Tiene su gancho.
El Quinto Jinete y Avenida de Estrellas tiene un
forcejeo ascendente convenciéndonos de la premisa de la canción (El Amor
es el Quinto Jinete del Apocalipsis y El Amor es una Avenida de
Estrellas, respectivamente) pero este es el mundo de Paddy, debemos
confiar en su juicio y seguirlo. El Quinto Jinete apenas sobrevive,
una buena melodía con un armónica marchita y lo más cercano al ritmo roquero
del bajo retumbante de Apetito y de Carros y Chicas. Avenida de Estrellas no lo logra. La imagen no llega a algo
coherente o comunicativa y es uno del par de ejemplos del sobre arreglo
sin juicio en el álbum (el decepcionante sencillo al estilo de Spector Prisionero del Pasado es el otro). Suena como el demo de un nuevo
sintetizador donde todos los sonidos se intentan uno a la vez. Y mientras
refunfuño, puedo dejar de lado el silbato a lo X-Files y el tenso saxofón al
estilo de los dramas de la ITV, en todo el disco.
Hay dos canciones, El Misterio del Amor y La Vida es
un Milagro que me parece improbable que sean el corazón del álbum. La
letra está lleno de clichés, trivialidades de proporciones de Susan Polls
Schultz (Lo que ves en mí nunca lo sabré / Ese es el misterio del
amor, Dile a alguien que lo amas / Siempre hay una manera) y
la música es casi prosaica, aunque hay una sencilla, poderosa belleza que
convierte a esas canciones en una casi una experiencia pura. La piel zumba, los
ojos lagrimean. En serio. Esto no es sólo es música, es magia. Los
cínicos se maravillarán cantan en la canción Alturas de
Andrómeda. Aquí y allá, Paddy, me puse de rodillas. Como siempre.
|
|